LA
MIMBRE
Antes
de nada convendría decir que la mimbre, sus artículos, han
participado en la vida cotidiana del trabajador, el ama de casa, el
niño, el comerciante, el rico, el pobre, etc. Todos conocen los
objetos de mimbre; atractivos por su ligereza y robustez, y por su
fuerza decorativa. La posesión de estos artículos y su
contemplación constituye un placer porque son bonitos por su
material, su forma y su realización, fruto de muchos siglos de
trabajo modesto, artesano, en el que el amor por el oficio, por el
trabajo bien hecho, es siempre una nota perceptible y destacada. Esta
herencia milenaria," recordemos que los hombres y mujeres de la
época primitiva, al mismo tiempo que pulimentaban la piedra o
trabajaban los metales, trenzaban las plantas flexibles que les
proporcionaba la naturaleza", pasada de padres a hijos no puede
quedar en un oficio perdido porque una máquina sustituya esas manos
rugosas y callosas que con solo tocar la mimbre ya le va dando forma
y vistosidad. Existirán máquinas y el mercado estará abarrotado de
artículos, pero siempre habrá un artesano que en sus ratos libres
dedique unos minutos de su tiempo a realizar una pieza según esa
tradición heredada y podrá saborear el placer de contemplar una
obra hecha con sus propias manos.
Las
mimbres son las varas cortadas de varias plantas de la familia de las
Salíx o sauces. Los sauces necesitan agua y se crían en los
humedales de casi toda la Península; son siluetas familiares en las
riberas de rios y arroyos. En la región mediterránea es la salíx
pedicellata, o comúnmente llamada mimbre del país.
Para
un óptimo rendimiento de varas interesa que la mimbrera de cultivo
no se desarrolle en forma de árbol, sino que permanezca baja a modo
de cepa. A tal efecto, el corte de las varas, que resulta dar una
radical poda, tiene que hacerse con regularidad
Cuando
entra la primavera es más fácil de pelar a causa de la circulación
de la savia. Los hombres del campo, que hacen cestos para sus
huertos, saben si lo han de cortar antes o después, siempre que sea
mimbre del país.
El
cultivo intenso de la mimbre se realiza por plantación de estacas no
llegando a formar troncos, ya que la cepa se desarrolla debajo de la
tierra. Las variedades de mimbres mas cultivadas son: Mackey Willow,
llamado americano y el francés de menor calidad. Las principales
zonas de cultivo son Cuenca y Guadalajara, aunque existen muchas
zonas donde se cultiva pero a menor escala.
Las
mimbres de cultivo dependen mucho del agua. La plantación por
estacas se encharca abundantemente el primer año. A partir del
segundo se considera la planta adulta y cosechable teniendo una vida
aproximada de 15 años. La cosecha del mimbre se comercializa en tres
modalidades:
Mimbre
negro ( con la corteza tal como se corta )
-
Mimbre blanco ( pelado)
-
Mimbre buff (cocido y pelado )
El
mimbre una vez cortado lo hacemos manojos y una parte lo trasladamos
al ahnacén y otra lo empozamos. El empoce es una operación que la
tenemos que hacer si después queremos mimbre blanco. Se clasifica
los manojos por altura y se clavan en un hoyo en la tierra,
inundándolo con agua después. Las varas cortadas, antes del renuevo
de la savia, rebrotan por la acción del riego, al punto que, al cabo
de unos dos meses, la cascara se desprende fácilmente. Si se corta
el material con la savia en auge se desangra la mimbre y se estropea.
En mayo o junio se desempoza y se pela.
Antiguamente,
y hoy también, se puede hacer un útil para pelar las varas de
mimbre. Para ello se corta un trozo de vara gruesa, doblándola en
ángulo de V, y se desliza sobre el tallo de mimbre, presionando a
modo de pinza; la cascara se desprende fácilmente por la frotación.
Actualmente el mimbre de cultivo se pela a máquina, introduciendo
por un lado manojo tras manojo y saliendo por el otro el mimbre
pelado y blanco. Este material es muy solicitado en cestería.
Otro
proceso de transformación es el cocido, que da lugar a un mimbre
pelado y de color rojizo o tabaco claro. Este color es conocido en el
mercado como buff. Para el cocido se introducen los manojos en unas
calderas de agua con horno incorporado; se calienta por medio de
fuego por leña hasta un punto próximo a la ebullición. La duración
del cocido oscila entre las dos y las seis horas. Durante esta fase
el tanino de la cáscara penetra en la madera de la vara y la tiñe
hasta la médula. Una vez hervidos se trasladan los manojos,
completamente ennegrecidos, a una gran balsa de agua fría y
seguidamente se pelan. El mimbre tratado así acaba de mejorar su
color a través de un secado al sol que intensifican sus
tonalidades.
La
cestería de mimbre ocupa un exigente mercado amplio y variable. Así
lo podemos clasificar en:
Cestería
basta (Trabajo agrícola de recolección,transporte y envases)
-
Cestería fina ( De tradición familiar )
-
Cestería de fantasía ( Sujeta a los cambios de la moda )
El
pueblo gitano tiene gran fama de cestero de mimbre y caña en las
zonas de poca tradición, y se le considera con recelo, por su
competitividad, en los lugares de pronunciada personalidad cestera
local.
A
principios del siglo XX y hasta los años 60, el mimbre tuvo un auge
considerable por la
fabricación
de una variedad de productos para el uso doméstico: cestos,
sillones, mesas,
costureros,
cunas,e tc. Pero era en Alemania donde se integraban los mejores
artesanos La cestería alemana daba la pauta en formas y modas.
La
industria del mimbre, a pesar de ser básicamente manual, ha ido
incorporando poco a poco talleres equipados con máquinas para la
confección de productos en serie. Así la imagen del cestero de
pueblo que confecciona día tras día" con las medidas grabadas
en un palo o incorporados en la mano y a ojo, a fuerza de
experiencia, permitiendo un ligero margen de diferencia, está por
desgracia, en vías de desaparición.
El
instrumental del cestero tradicional ocupa poco espacio: tijeras de
podar, navaja, punzones, metro y poco mas. Según la envergadura de
las piezas que se construyen habrá que ampliar mas el instrumental
y adaptarlo al trabajo que se va desarrollando.
Existen
cepilladoras para rebajar el mimbre, quitándole la médula, hasta
dejarlas en finas tiras, denominadas tiretas. Estas se utilizan en
cestería fina y fabricación de muebles.
El
mimbre tanto del país como el de cultivo, pelado o sin pelar, se
conservan en seco. Antes de trabajarlo es preciso sumergirlo en agua
durante dos o tres horas para el mimbre pelado y diez o quince días
para el mimbre sin pelar. Para ello hay que disponer de una balsa o
pilón donde se aprisionan con grandes piedras o troncos gruesos.
Después
del remojo las varas han recuperado su flexibilidad y correa,
pudiéndose tejer con facilidad. Las técnicas aplicadas a las varas
de mimbre varían de un artesano a otro,
dependiendo
de la herenciad e sus maestros.
El
artesano tiene que preveer exactamente el tamaño de la pieza a la
hora de escoger las mimbres para que no sean ni gruesas ni delgadas
y, que no sobren ni falten a la hora de confeccionar el artículo.
Hay,
o por lo menos hubo, cestería de mimbre en casi toda la PenÍnsula
desde el norte al sur y del este al oeste, sin olvidar las Islas y
Ceuta y Melilla.
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