LA
MIMBRE: EL HOMBRE DEL CAMPO Y LA CESTERIA
Las
gentes del campo dedicaban los días de mal tiempo a fabricar cestos
que después iban a necesitar para diversas funciones. No tenían una
estética fina, pero eran duraderos y fuertes. Algunos tenían mas
habilidad y aceptaban encargos de los vecinos, dedicando las
temporadas bajas de las faenas agrícolas. Trabajaban materiales
propios o de ríos cercanos. Estos cesteros son de oficio y de
tradición familiar, donde la cestería ocupaba gran parte de su vida
activa.
También
nos encontramos con cesteros que trabajaban a domicilio, dedicando
las horas libres de su trabajo y cobrando un tanto por pieza, ya que
el que solicitaba sus servicios ponía la materia prima.